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JUAN DOFFO, arte sin fronteras.






Desde Buenos Aires, una entrevista de Mariano Gómez Carchak.




Juan Doffo es uno de los artistas más importantes de la Argentina. Ganó en el 2008 el Premio Nacional de Pintura y recientemente fue nombrado Personalidad destacada de la Cultura por la Legislatura de la Ciudad de Bs As. Expone y tiene obras suyas en Museos y Galerías de New York, Bs As., Zurich, Amsterdam, etc. Pintor, fotógrafo, cineasta, filósofo, incluso incendiario, Doffo no conoce de límites, mas sí sabe de obsesiones. Es tiempo de descubrirlas.


Quién es Juan Doffo?
Soy un artista visual que trabaja con fotografías, pintura e instalaciones, según las ideas que voy teniendo.

Te consideras reconocido como artista?
Argentina es un centro cultural muy importante, Bs As especialmente. Estoy muy orgulloso de pertenecer a esta comunidad artística. Creo que sí, que tengo un reconocimiento en el medio más allá de que los laureles hay que ganárselos día a día. Pero el arte me ha dado mucho. Yo nací en un pueblito alejado de la ciudad de Buenos Aires y pude venir y cumplir mis sueños.

Ya que nombras tu pueblo, cuéntame cómo fueron tus comienzos allí, tu relación con el cómic. ¿Sigues relacionado con ese lenguaje?
Mis orígenes fueron el cómic, los teveos como le dicen en España. En Argentina, cuando yo era chico, era muy importante lo que pasaba aquí con los teveos. Se habían radicado artistas enormes, un artista grande como Hugo Pratt, el italiano. Y de acá han salido artistas como Quino, Sampayo, Altuna, Alberto Brechia, …Lo que tiene el cómic es un ritmo cinematográfico. No es casual que yo después estudiara un poco de cine, y que las fotografías, fotoperformances, que yo realizo sean producciones cinematográficas que me llevan días y en las que también trabaja muchísima gente de mi pueblo para armarlas. Siento que soy más un director de cine que un artista visual. Entonces sí, creo que el amor por la historieta me dio también un amor por el cine. De hecho, la próxima muestra que voy a hacer en la galería donde estoy exponiendo ahora (la Galería Rubbers, una de las más importantes de Bs As) es un homenaje a uno de los grandes cineastas de todos los tiempos: Andréi Tarkovski. Yo heredé mucho de él, incluso hay imágenes que están directamente inspiradas en su obra. Su espíritu metafísico tiene que ver con cierta metafísica de mi pintura. Quizás haya un espíritu, esos grandes espacios, esa geografía, que debe tener que ver con la historia argentina y la historia rusa.

Tarkovski viene de la estepa rusa, y tu de la llanura pampeana…¿crees que tu conexión con él se deba a esta similitud entre paisajes?
El pueblo mío, un pueblo pequeño de 2000 habitantes, se llama Mechita y se encuentra en plena llanura pampeana. Es una zona de tierra negra muy fértil, que atrajo a mi padre. Yo soy hijo de italianos, mi padre vino a los 20 años buscando esa tierra en la que realmente crecieran frutos de todo tipo. La palabra "pampa" es una palabra indígena que significa espacio sin límites. Y la llanura rusa es un espacio casi sin límites. Desde ese lugar, cuando el paisaje se hace tan minimalista como es esa línea en el horizonte, uno proyecta muchos sueños y pensamientos. Entonces en la obra ese paisaje es mucho más rico. En cambio, en paisajes más exhuberantes, como los del Caribe, está todo dado, no hay nada que agregar. Cuando no hay nada ponemos mucho más. Es un paisaje activo.

Viniendo de un pueblo tan pequeño, ¿qué significa para ti haber sido nombrado Personalidad Destacada de la Ciudad de Buenos Aires?
Fue muy emotivo. Cuando me hacen semejante agasajo, en un espacio tan espectacular como es la Legislatura de la Ciudad de Buenos Aires, uno dice: "Upa!, ¿qué he hecho yo para merecer esto?". Ahí me di cuenta que, si bien uno siente que está todo por hacer, algunas cuantas cosas he hecho en el camino recorrido. Gente muy notable de la cultura consideró que yo merecía ese halago. Y me conmovió. En ese salón tan importante, que reunía a cientos de personas, había gente de toda mi vida, gente que conocí desde chico, artistas, coleccionistas, galeristas, que me han acompañado siempre. Fue una especie de síntesis de vida.

Te consideras parte de lo que se llamó "Generación del ´80"?
Sí, yo pertenezco a la generación del ´80. Empezamos a formarnos antes de la dictadura, con toda la libertad y la falta de censura en las manifestaciones artísticas, sociales y sexuales que había. Y el final de nuestra formación fue en la dictadura. Ahí seguimos trabajando escondidos, muchos artistas se fueron del país, otros tuvimos exilios internos, bajo el silencio. La generación del ´80 atraviesa todo esto, muchos han quedado en el camino. Luego hubo una bocanada enorme de libertad y de aire fresco con la llegada de la democracia y fue una etapa maravillosa. Pero desde el lugar estético o plástico, también los ´80 fueron el cruce absoluto entre la vertiente conceptualista de los ´70 y la vuelta a la pintura que significó la transvanguardia italiana, la pintura salvaje alemana y la nueva imagen española. Este cruce siempre fue interesante para mí, una fusión entre forma y concepto.

Consideras que si falta uno de esos dos componentes no es arte?
Es muy difícil, porque al concepto solo le falta la forma y el formalismo solo no dice nada. Eso se ve muy bien en los cantantes comerciales en los que no hay un sustento detrás.

Hay artistas de la generación del ´80 que tengas especialmente presente?
Laureen Anderson, me parece un ejemplo fantástico de lo que fue el arte de los ´80. Esa fusión de lenguajes, que es típico de mi generación también. Fijate que yo hago fotografía, pintura, instalación, incluso los mezclo en las mismas muestras. En España, Barceló fue un ejemplo. En la música, Keith Jarrett mezcló música casi sufí con música clásica de jazz. O Egberto Gismonti en Brasil fusionando música folclórica con el jazz y la música clásica. O sea, son grandes movimientos que en los ´80 encuentran un lugar muy importante.

Piensas que hoy hay una crisis de comunicación entre las artes plásticas y el público en general?
Creo que el arte contemporáneo provocó siempre una especie de crisis con el hombre no preparado para el arte. Siempre es más fácil consumir arte clásico porque está muy digerido desde chico. Pero el arte contemporáneo va cambiando los códigos, los sentidos y tenemos que acostumbrarnos a ello. Si estamos atentos, abiertos, podemos entrar fácilmente.El arte actual es mucho más comunicativo que el arte de Picasso o de Miró. Porque esos grandes genios que son Miró y Picasso hablan del repartimiento de la línea, del plano, el color, las tensiones, los ritmos, esto es para especialistas. Pero el hombre común habla de Miró y dice "esto lo hace cualquiera", o habla de Picasso y pregunta "esto qué dice". Hoy se ha vuelto a una cuestión comunicativa. Y eso, si el público está abierto y atraviesa ese ropaje que lo inhibe, puede comunicarse mejor.

Tú a quién o a quiénes les hablas con tus obras?
Yo no le hablo a todo el mundo. Porque sería ridículo, mundano. Pero tampoco le hablo a una persona. Cuando termino una obra me gustaría mucho que la viera fulano o fulana, aquel o aquella. Vos sabés que a la mitad de la gente probablemente no le va a interesar lo que hacés, pero a la otra mitad le puede llegar a emocionar profundamente. Creo que el mundo se reduce a los seres que uno admira y que quiere.

Cómo piensas que influye la cultura zapping en el arte, particularmente en las artes visuales?
El riesgo de las artes visuales, como la pintura, el dibujo, el grabado, es que son artes que requieren contemplación. Y la cultura del zapping contemporáneo, no es una cultura de la contemplación. Es del tipo del cine norteamericano, explosiones, carreras, persecuciones, choques de autos. Yo hablaba del cine ruso y el cine ruso es un arte de contemplación, de silencio. Las artes visuales gráficas, requieren detenerse, el anti zapping. Por eso también es cierto que las nuevas manifestaciones del arte como son las instalaciones, interactivas con el espectador, están más cerca de la cultura del zapping. El arte va a ese territorio, porque también fue cambiando el espectador. Vemos por ejemplo cómo ha cambiado la sexualidad o la dinámica de padres e hijos desde nuestros abuelos hasta los padres actuales, permisivos y más dinámicos. Todo cambio de sentido influye, porque cada generación tiene una estética determinada, por eso es importante respetarla.
Hay una obsesión en tu obra y en tu vida con el fuego?
Si no hubieras sido artista, ¿podrías haber sido un pirómano? Sí. Lo fui, lo fui absolutamente. Cuando era joven, 15 o 16 años, incendié con un amigo 6 km de vía de ferrocarril. Empezamos jugando, después nos gustó, no pudimos apagarlo. Las llamas eran grandiosas. Era invierno y tuvimos que correr por los campos. Vinieron los bomberos de una ciudad vecina, se quemaron los cables de teléfono, las conexiones de Bs As que iban a mi pueblo. Corrimos por los campos y llegamos a las diez de la noche, haciendo un rodeo larguísimo para que no nos descubrieran. Pero era maravillosa la imagen. Después, con los años, me di cuenta que hice la misma imagen, ya permitida en un campo, arando la tierra para que no se incendie. Y el fuego, desde chico, siempre fue la única vinculación que había en mi pueblo entre cielo y tierra , pueblo de casas muy bajas. Y el propio nombre del pueblo, que es Mechita, se vincula con una mecha. Así que cerraba por todos lados.

No te descubrieron entonces?
No. Ni a mi vieja se lo dije…

Nunca lo confesaste…
No, nunca, nunca.

Se podría decir que te convertiste en artista porque pudiste escapar a tiempo de un incendio…
El fuego y los elementos de la naturaleza siempre me fascinaron. Pero el fuego, de los cuatro elementos básicos de la filosofía griega, me parece el más sustancioso, el más misterioso. De hecho hice una gran muestra de fotografías en Bs As, titulada "El fuego, extraña sustancia".
Y has logrado desentrañar algo de ese misterio?
Sin duda el fuego es el que nos da vida, pasión para hacer lo que hacemos. Lo que nos da la pasión del amor y también nos destruye. Occidente tiene un misticismo con los dioses y los demonios pero uno de alguna manera tiene las dos cosas adentro. Tiene el fuego que construye y el fuego que destruye.

Qué crees que hubieras sido de no haber sido artista? Bombero seguro que no.
Creo que hubiera sido arquitecto. Muchas etapas de mi obra tienen que ver con la arquitectura. Siempre me fascinó esa cosa del ser humano construyendo. Y en algunas filosofías se habla de Dios como del gran arquitecto, o sea que hay una vinculación muy interesante con el hecho de crear. Uno cuando viaja lo que ve son ciudades, después ve obras de arte y demás.

Los paisajes de tus obras, ¿son paisajes del alma?
Sí, románticamente sí. Surgen en un lugar concreto, son escenas, árboles de mi pueblo. La soledad del paisaje de la pampa. Pero también están filtrados por vivencias y pensamientos míos, filosofía. Entonces sí podemos llamarles paisajes del alma. Son paisajes internos.

Crees que las utopías siguen vivas? ¿Cuál es la tuya?
Creo que la utopía no puede morir nunca. Han muerto varias: utopías religiosas, políticas, económicas. Pero no está mal que mueran porque a veces son nada más que dogmas. De hecho las relilgiones son dogmas, el capitalismo, el comunismo son dogmas. Me parece que el ser humano siempre va a generar nuevas utopías. No sé cuál es mi utopía sinceramente. Creo que mi utopía es no perder nunca la posibilidad de crear imágenes que respondan a mis cambios anímicos, psicológicos, espirituales. Casi un sueño de alguna manera.

Cómo te definirías como artista? ¿Eres un poeta plástico, un director de cine inmóvil…?
Lindo lo que decís…Un director de cine inmóvil. En realidad sería director de cine con imágenes inmóviles, pido que el ojo las active. Director de cine sí soy, cuando me preguntaste qué hubiera sido, también podría haber contestado director de cine. Me gusta eso, director de cine de imágenes fijas. Imágenes fijas que movilicen al espectador.

Una gran parte de tu vida está dedicada a enseñar, a ayudar a nuevos artistas para que crezcan. ¿Qué le aconsejarías a quienes hoy están comenzando su camino?
Básicamente, la persona que está en el arte tiene que creer en él profundamente. El camino del arte está siempre envuelto en un abismo, podés caer o levantarte, podés ser millonario o pobrísimo. El tema es creer en lo que está pasando y trabajar más allá de las influencias de la época. La consecuencia entre vida y obra. Eso es en definitiva lo que el medio va a rescatar, va a avalar, va a sentir como auténtico. Esta no es una época de autenticidades, a veces lo frívolo, lo especulativo parece triunfar. Pero lo permanente sigue siendo aquello que está consustanciado con lo que es la persona y lo que ésta hace.

Has vivido fuera del país, ¿por qué elegiste volver?
Viví en Europa un año, todo el 81. Pensé en cambiar los pasajes para no volver a la Argentina inmediatamente. Como era complicado cambiarlo, vine a hacer una muestra que tenía en una importante galería de Buenos Aires, y me quedé. Sentí que prefería ser cabeza de ratón y no cola de león en Europa. Y que mi obra está muy consustanciada con esta tierra. O sea, si yo viviera en Europa, haría otro tipo de obra. Sin duda, esta fusión que yo tengo de algo regional y universal tiene que ver con mi vivencia en esta tierra. Por eso me quedé.

Para terminar te propongo un desafío, ¿puedes contarme tu vida en un minuto?
Ummmm….Mi vida es la de un chico de pueblo, tímido, con sueños de ser artista y la dificultad de entrar en esta ciudad gigante, y por momentos agresiva, que es Buenos Aires. Y después descubrir la voluntad enorme y la constancia de ir consiguiendo objetivos: estudiar Bellas Artes, conseguir una beca, exponer, ser artista "profesional". Y la alegría de saber que he caminado el camino que me corresponde. Por supuesto con la dificultad de saber que ese camino exige mucho, encontrar si es la imagen adecuada para los cambios de uno. En ese sentido nunca me he frustrado, el arte me dio mucho y realmente me confirmó esta vocación que es una bendición.




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