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ELBA PICO, el tango, Barcelona y la pasión.

Una entrevista de Marcelo Espiñeira.

Que el tango siempre haya tenido vigencia en Barcelona se debe en gran medida a la apasionada labor de artistas como Elba Picó.

De exquisita voz, ejerció su seducción sobre los barceloneses en años difíciles para todos, inclusive para el tango. Treinta años después, continúa intacta su feliz relación con una ciudad donde lo tiene todo. 

En 1969 inició su carrera profesional cantando folclore argentino en Buenos Aires. Pero un día se topó con la música de Astor Piazzolla y se enamoró de un género que siempre estuvo allí, que nunca se había ido, pero que lucía anticuado. El tango prendió en ella y su preciosa voz se puso a su servicio. Por esas cosas que tiene la vida, un día aterrizó en Barcelona y se enamoró de un barcelonés. Luego, Barcelona también se enamoraría de ella. Una relación vigente, a juzgar por sus contínuas presentaciones en diversos locales de la ciudad, como las de este mes de noviembre (17 y 24) en el mítico Bar Pastis.


A continuación, una agradable charla que mantuve recientemente con la señora Elba Picó en su piso del Raval.

Cómo era aquella Barcelona que encontraste cuando arribas en 1973?
ELBA PICÓ: Todavía vivía Franco. Estaba dando sus últimos coletazos, pero me resultó suficiente para tener la impresión de que volvía al pasado. A pesar de que los argentinos también vivíamos en dictaduras, pero respirando de otra manera. Y aquí la gente estaba muy sometida, no era capaz de opinar nada. También tuve la oportunidad de conocer gente de algunos sectores que estaba en la lucha y que era más progresista. Pero representaban pequeños grupitos. En la calle, en los bares, se veía un país de viejos. Y eso que Catalunya era de los lugares más progresistas dentro de España.


Tú habías venido por trabajo?
Sí, vine acompañando a mi primer marido. Y también porque era una oportunidad de viajar a Europa, algo que todos queríamos hacer.

Qué sucedía con el tango en aquellos años?
El tango en Barcelona había existido, pero en aquel momento ya no. En aquellos años estaba de moda la música folclórica sudamericana. Y al principio, yo también armé un duo (con mi hermano) para cantar folclore. Algo que en Argentina ya había hecho con el Quinteto Clave. Un conjunto de voces, con muy poco acompañamiento instrumental.
Pero, antes de venirme aquí ya había estado cantando tango en Buenos Aires, y cuando se dio la oportunidad, porque llegó un músico de tango a la ciudad, me puse a cantar tangos aquí también.

Qué edad tenías?
(Se ríe) Era muy joven. Y empecé a cantar tangos. Luego, me conoció un señor llamado Domper, que tenía un programa en Radio Reloj y que pasaba tangos. El me escuchó y me hizo grabar un disco. Fue mi primer disco, se llamó "Cien años de tango" y fue para el sello EMI-ODEON. Me acompañó el bandoneonista Carlos "Pajarito" García, que muchas veces sustituía a Anibal Troilo en su orquesta.

Aquel disco fue grabado en Barcelona?
Sí, si, en Barcelona. Y lo grabé con García, que también vivía aquí, y con dos guitarristas, Baby Bengal de los Cava Bengal, Lalo y Bocha, un guitarra y un bajista que tocaban en el local “240” de aquella época.

Tú también cantabas en el local "240"?
No, yo no canté nunca en el “240”. Yo cantaba en La Gàbia de Vidre, todas las noches.


Cantabas todas las noches?
Sí, todas las noches.

Era muy diferente a lo que puede suceder ahora.
Sí, y además se ganaba bien. Hemos ido para atrás (se ríe).

Quien tenga un bolo por semana puede darse por contento hoy día.
Sí, y muchas veces no se consiguen. Es que ahora somos más, también.

Y luego regresaste a Buenos Aires, verdad?
Sí, regresé a Buenos Aires, canté con Hector Stamponi, fui cancionista del Cuarteto de Stamponi. Canté dos temporadas en “Caño 14”. Luego hice una gira con Atilio Stamponi por Brasil, y al final me volví a Barcelona.

Te había flechado esta ciudad?
Me había flechado Barcelona, y un barcelonés. Y luego ya me quedé aquí. Eso fue en el año ´76 y estuve seis años sin cantar, porque mis hijas eran pequeñas. Pensé que ya no iba a cantar más, pero de repente no pude más.
A comienzos de los años ochenta conocí a los músicos Jorge Sarraute y Armando "Rabito" Velez, y con ellos formamos el grupo Tango a tres, que en su momento tuvo mucha repercusión. Con ellos hicimos varias giras, tv y teatros.

Y qué había cambiado en esta ciudad en aquellos primeros años de la democracia?
En Barcelona hubo un cambio muy radical. Se pasó de estar en las cavernas a una cosa moderna. Hubo que ponerse al día con todo, hacerse europeo.
También se dio una fuerte reivindicación de lo catalán, algo que estaba bien y resultó muy favorecedor para ellos. Pero a nosotros, los músicos de tango, no nos hacían ya tanto caso. Dejaron de estar de moda, las músicas que venían de fuera. Al menos esta es mi impresión.

Entonces el tango perdió un poco de espacio.
Sí, digamos que se distribuyó más la cosa. Porque cuando yo llegué, la música latinoamericana tenía un auge extraordinario. Y hubo momentos muy emocionantes con la llegada de la democracia. Recuerdo un concierto de Quilapayun que logró captar un clima muy especial. Eran épocas muy lindas. Ahora ha cambiado todo... Siempre los viejos decimos que lo pasado fue mejor (risas). No me gusta mucho decirlo, pero cambió todo totalmente.

Qué me dices de la última diáspora del tango, la del año 2000?
Hombre, yo creo que fue muy enriquecedora. Hubo que repartir el trabajo, eso desde luego. Pero, siempre es bienvenida la llegada de gente que hace cosas. Vieneron muchos músicos jóvenes que han sido muy bien recibidos.

De hecho tú estás trabajando con algunos de ellos actualmente.
Sí, sí. Con Marcelo Mercadante, con Gustavo Battaglia. Con Pablo Mainetti, que es el bandoneonista con quien grabé mi último disco "Caricias de Mimi, recuerdos de Manon" en 2007. Y con Mainetti en enero próximo estaré presentándome en una mini gira por Argentina.

Eres de viajar seguido para allí?
Voy yendo, pero a veces pasan cuatro años sin que vaya.

Cómo ves la escena porteña?
El tango que había estado dormido durante mucho tiempo, por cuestiones políticas y también sociales, ahora ha resurgido con mucha fuerza desde hace ya algunos años.

Son estos años interesantes para el tango, con mucha renovación, inclusive desde la electrónica.
A mi me gusta. Creo en la evolución, si ahora la música se puede hacer de otra manera, hay que adaptarla, siempre que se haga bien.

Y algunos chicos llegarán a los clásicos, luego de oir al Gotan Project, no?
Cuando yo era muy joven y cantaba folclore, eran años complicados para el tango, pero apareció Astor Piazzolla. Y pese a que era muy discutido en su momento, me encantó. Para mí el tango era cosa de viejos, algo del pasado. Y Piazzolla me fascinó, me identifiqué de inmediato con su música. Y por él me empezó a interesar el tango. Por eso creo que el tango electrónico actual puede convertirse en una manera muy válida de entrar al género. A mi me gusta lo que hace el Gotan Project. Es cierto que las letras no son buenas para nada, no tiene la poesía de años pasados. A los músicos antiguos no les suele gustar. Pero tienen un concepto de collage muy interesante, y si se hace bien, es arte también.
Este sábado 24 de noviembre, Elba Picó se estará presentando en el Bar Pastis de Barcelona.

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