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ADICCIONES, entrevista con PEDRO GARCÍA AGUADO

Pedro García Aguado en el balcón de su piso en Bcn.
Las adicciones son un gran problema de salud pública. El alcohol, los cigarrillos y las drogas ilegales son sustancias que pueden producir adicción. Según datos de la OMS, el alcoholismo y la drogodependencia afectan a casi 70 millones de personas, es decir al 1% de la población mundial. 


Solemos subestimar a esta gran pandemia, aunque la voz de los recuperados nos recuerden lo doloroso y extremadamente peligroso que puede resultar convertirse en un adicto. 


Pedro García Aguado vivió para contarlo, pero otros no lo han hecho, ni lo harán. El cree poder ayudarnos con su testimonio, su fe le ha llevado a escribir dos libros sobre el tema (“Mañana lo dejo” y “Dejarlo es posible”), y a protagonizar “Hermano Mayor”, una serie televisiva que intenta reencausar a adolescentes con graves problemas de relación con su entorno, muchas veces causados por problemas de adicción. 


En esta extensa entrevista, Pedro nos relata su experiencia personal y su mirada particular sobre esta gran pandemia.



Una entrevista de Marcelo Espiñeira.



Es posible que ya estés un tanto cansado de contar tu historia, verdad?
PEDRO GARCÍA AGUADO: Cansarme, no me cansa. Lo que sí noto es que cada vez la cuento mejor. Al principio, cuando te recuperas, no sabes que te ha pasado realmente. Hablas, hablas y hablas, pero cuando va pasando el tiempo y tu cabecita está más asentada, aportas cosas nuevas que has aprendido de tu enfermedad, de tu comportamiento, de cómo poder ayudar a los demás... Contar nuevamente mi historia siempre me recuerda lo mal que estaba. Y no me duele, todo lo contrario. 


Te causa problemas tu mensaje contra el consumo de alcohol?
Al alcohol lo meto en el mismo saco de todas las drogas. Yo no hablo sólo de las drogas ilegales. Yo empecé, como mucha gente, tomando alcohol. Y tomándolo "con moderación", como dicen los anuncios. Entonces cuando digo que el alcohol es una droga, cosa que también dice la Organización Mundial de la Salud, a mucha gente le molesta. Porque este es un país productor y consumidor. Sin embargo, yo también digo que no todo el mundo se convierte en alcohólico. Entonces, nos preguntamos ¿por qué unos sí y otros no? ¿Es una cuestión de cantidad? ¿Es una cuestión de personalidad? ¿Qué factores son los que realmente influyen para que uno se convierta en adicto? 


Has podido detectar los factores que te condujeron a tu adicción?
Estoy en ello. Estoy en el camino porque no existe una fórmula mágica para detectarlos. Si existiera este patrón ya podríamos erradicar la enfermedad. Le diríamos a un chaval: "Tu, ni te acerques. Y si te acercas que sepas que te convertirás en adicto, quieras o no quieras"Se sabe que existen factores familiares, socio-ambientales, de la personalidad, genéticos, hereditarios, etc.


Has tenido antecedentes familiares?

Sí. Tengo antecedentes de gente enferma y cercana, además. El factor genético es muy importante. Si tuviéramos  la suma de todos estos factores, al nacer te podrían extraer ADN y avisarte a tiempo que no deberías consumir. Creo que la prevención, la investigación y los centros de recuperación son los tres ejes básicos para combatir esta enfermedad. A través de la comunicación se puede prevenir y concienciar a edades tempranas. Mucho antes de los catorce o quince años, cuando ya has probado y te lo has pasado bien. Muchos chicos de nueve, diez u once años buscan experimentar, ser aceptados en el grupo, no quieren sentirse excluidos, quieren vencer su timidez y sus inseguridades, buscan ser diferentes. Y estos factores hacen que se acerquen al consumo. Esto hay que comunicarlo bien para llegar con un buen mensaje. Y finalmente, hay que tener una buena estrategia para recuperar a la gente que ya enfermó. 



El alcohol es una sustancia que nos acompaña desde la fundación misma de la sociedad occidental, y parece que nunca hemos conseguido controlarla realmente.
El alcohol estuvo presente desde los fenicios. Ellos ya fermentaban la cebada. 


Supongo que a esta altura todos llevaremos cierta información en nuestro ADN referente al consumo de alcohol.
No es algo sencillo de vencer porque es una cosa tradicional, es algo cultural e histórico. Hay una cuestión industrial, y también de impuestos. Al Estado le interesa el consumo de alcohol. Y la famosa frase de "beber con moderación" la lanzan como si fuera la manera para evitar que te afecte su consumo. "Consúmelo con moderación, y así no serás un alcohólico y así no te convertirás en un problema para la sociedad". Eso es mentira. No solo cuenta la cantidad que tomes para que te conviertas en un alcohólico, como tampoco cuenta la cantidad de droga que tomes para que te conviertas en un drogadicto. Según la OMS el alcoholismo afecta al 1% de la población mundial. Es muchísima gente. Es una gran pandemia. 



Afecta a muchos más que la gripe A.
Exacto. Esta enfermedad no sólo está en permanente aumento, sino que se detecta en enfermos con edades cada vez menores. Antes, abundaban los alcohólicos de cuarenta años de edad, con el hígado hecho polvo y con una dependencia tal que ya ni podían trabajar o llevar una vida decente. Ahora, se está detectando la adicción a edades menores. Esto se debe al policonsumo. Los chavales son politoxicómanos. Y les está ocurriendo entre los 18 y 23 años de edad. Esta gente entra dentro de una nueva clasificación de alcohólicos. Da pena decirlo, pero los críos demuestran ser “grandes” ahora a través del consumo. La forma de socializar es tomando. La forma de celebrar un éxito es tomando. Yo siempre digo que la botella que le dan a Fernando Alonso cuando gana es más grande que él. Menos mal que no me las daban a mí, sino ya salía pedo del podium...(se ríe).




Cómo cambiamos esta creencia del “beber con moderación”?
Es difícil. Yo no quiero que la gente deje de beber. Aquellos a los que no les afecta, pueden hacer un uso moderado de la sustancia. Pero digamos las cosas por su nombre. Una mujer de entre 18 y 22 años, que se ha acostumbrado a salir y beber, que ha generado tolerancia (que es el primer paso hacia la adicción), y que a los 28 se queda embarazada, suele decirse: "Bueno, vale, ya no puedo seguir bebiendo". Pero, ¿qué sucede? Lo intenta y deja el consumo, pero al cabo de cinco años tendrá una depresión impresionante. Aquellos años que le ha dado caña al cerebro con el alcohol influirán para que esto suceda, no pasan desapercibidos. Mucha gente deja de consumir, pero sus vidas quedan marcadas. Creo que hay mucha gente que está jodida por la caña que se ha dado de joven. 



Cuentas en tu libro que podías interrumpir tu consumo para portarte bien unos meses. Aunque, siempre volvías a consumir. En el caso de la chica embarazada que deja de beber, es posible que luego reemplace el alcohol por otros comportamientos adictivos, no?
Sí, por las compras compulsivas, por la adicción al sexo, etc. Y estas lagunas de no consumo son llamadas "silencio clínico". Yo consideraba adictos a los que tenían que chutarse heroína cada quince o veinte minutos. No me veía como uno de ellos. 


Tu creías controlar a la sustancia?
Claro. Yo tenía tolerancia y eso es lo peor. Si hubiera vomitado con poco consumo, no lo hubiera vuelto a hacer. Pero, como toleraba y me lo pasaba bien, a la próxima semana volvía a hacerlo aunque para alcanzar ese colocón necesitara un poco más de sustancia. A la otra, con más sustancia aún. Y esa tolerancia, me llevaba a consumir más y más. Esa sensación de control me la daba el mecanismo de defensa de mi cuerpo, que toleraba mucho consumo. En vez de pegarme el pelotazo rápidamente, iba metabolizando lentamente lo que me estaba metiendo y recibía placer durante todo ese tiempo. Hay personas que generan rechazo y otras, tolerancia. Y esa tolerancia me hacía coger una moto 1.100 y conducir pedo. A los veinte años con dos copas tenía suficiente, pero al cabo del tiempo necesité muchísimo más para encontrar la misma sensación. Porque no somos adictos a las sustancias, somos adictos a las sensaciones que éstas producen. Y la sensación de colocón te la puede dar el alcohol, un porro, una pastilla, etc. Se trata de desconectar, y ya no hay realidad que valga. 



También dices que no disfrutabas ni de tus exitos deportivos.
Todo se trataba de conseguir satisfacción inmediata. Lo he conseguido, pues vamos a por otra cosa. O, lo he conseguido, ahora voy a darme el premio. Cuando el premio debiera haber sido conseguir el triunfo. Mi premio era la fiesta que había después. Y si perdía, para aguar las penas, también me iba de fiesta. 
Hace poco he estado en La Alhambra y una guía me explicaba por qué los árabes tenían la manía de decorarlo todo. Era para superar el miedo al vacío. Cuando tú te drogas todo está decorado, no tienes preocupaciones, no piensas, no tienes miedo, tu nivel de atención disminuye, tu nivel de defensas disminuye, todo parece estar bien y es placentero. Nuestro cerebro tiene un mecanismo de recompensa y otro de dolor. Cuando te drogas, estos mecanismos de recompensa que sueltan dopaminas, endorfinas y serotoninas van a saco y trabajan sin parar. Las sensaciones se multiplican por millones con estos neurotransmisores descontrolados. A los chavales siempre les digo: "Ten cuidado si te drogas, porque como te guste, te puedes convertir en adicto". Y es muy posible que tu predisposición genética busque querer repetir aquellas sensaciones, constantemente buscando evasión. El consumo anula los depresores, esos mecanismos del dolor que se encargan de decirte: "joder, te duele aquello, te duele lo otro, te sientes mal" y cuando eres adicto y no te drogas, estos depresores están calentitos y comienzan a mandar constantemente información acerca de lo mal que te sientes y te duele todo mucho más. Y así el adicto comienza a drogarse para calmar el "mono". El alcohólico ya no bebe para divertirse, bebe para calmar ese temblor de manos. Y te sientes siempre tan mal que lo intentas llenar con relaciones amorosas, con otras drogas, con triunfos deportivos, con trabajo, con dinero, o con lo que sea. Y hay que aprender que ese vacío que decoran los árabes, no se llena con nada. Y la droga no te permite madurar como persona, y entonces tiendes a repetir esa sensación. Y cuando dejas de drogarte, tienes que madurar todo de golpe.

Supongo que en tus seis años de adicto recuperado, la aceptación de estos vacíos ha sido lo más complejo de conseguir. 
Sí, aceptar que estos vacíos no se llenan con nada. Sin embargo, es importante decir que se puede vivir con ellos. Te planteas una serie de cosas que durante una vida normal no te hubieras planteado. Lo del vacío, lo de la madurez. Hay gente que va creciendo, se va desarrollando sin demasiados problemas y muchas veces no se da ni cuenta de qué valores o qué talentos tiene. Ser drogadicto me ha obligado a pararme y ver en qué áreas soy talentoso y en cuales soy un puto desastre. Pero no porque sea un desastre en algunos aspectos tendré que volver a drogarme. He aprendido a convivir con mis lados oscuros y mis lados buenos, y no tener que evadirme. El dolor, la frustración o la responsabilidad, son cosas de las cuales los adictos no queremos ni oír hablar mientras estamos consumiendo. Ni sabemos que significan. Para recuperarnos debemos hacernos responsables, volvernos maduros, sufrir como me pasó con la muerte de mi amigo Jesús. He debido afrontar todo este tipo de cosas y no evadirme. Porque una persona que no es adicta se puede evadir de vez en cuando: "vale, me tomo tres copas y me paro la cabeza". Yo a mi cabeza ya no la paro con drogas. Es algo gráfico, porque la parte central del cerebro es la que maneja el raciocinio, la inteligencia, el control de impulsos; y cuando más joven consumes drogas, menos desarrollas esta parte del cerebro. Y este es el gran problema en la edad temprana del uso y abuso de las sustancias psicoactivas. Porque no entrenas esta parte del cerebro y comienzas a moverte por instintos primarios: violencia, sexo, satisfacción inmediata, no eres capaz de controlar nada. Y cuando dejas de consumir, comienzas a funcionar como debieras. Pero, estás con treinta y pico de años y una mentalidad de un chaval de quince.

Sigues vinculado al waterpolo español?
Me llamaron como entrenador cuando me recuperé, estuve en algunos equipos como tercer y segundo entrenador, y en 2007 fui de primero. No me fue mal según las críticas, pero me salteé una norma no escrita. El seleccionador nacional me pidió que llevase a un portero y que lo hiciera jugar. Al segundo partido no jugó más porque no paraba ni una (se ríe). Yo lo saqué y resultó que era una apuesta personal de este hombre. Y en 2008 que había Olimpiadas, ya no me llamaron para ningún equipo. La excusa fue que estaba liado con la tele. Pero, en la tele empecé recién en 2009. Y ahora si que estoy realmente desconectado del waterpolo. 


Seguro que tu experiencia podría ayudar a muchos chavales a no equivocarse como tú.
Creo que a los chicos que tienen talento hay que apoyarlos en todas las áreas, no solo en lo deportivo. Sería importante la figura de un asesor, un tío que esté ahí viendo como evolucionan diez chavales, que hable con ellos una hora por semana, qué tal los estudios?, qué tal las relaciones?, follas mucho, follas poco?, cómo has llevado la derrota del otro día en el partido?, cómo va tu relación con el alcohol, con la fiesta?, sales mucho?. Deberíamos intentar que estos chavales tengan una carrera exitosa, pero que también se formen como personas. Yo digo que "si haces planes para un año, siembra arroz. Si haces planes para más, planta un árbol; y si haces planes para toda una vida, educa a una persona." Y eso es difícil, es costoso, hay que dedicarse mucho. 

Esto importa mucho o poco en el deporte hiper profesional actual?
Creo que se están haciendo cambios. Está el buen ejemplo de Rafa Nadal. Creo que su familia está siempre allí protegiéndolo, y sin sobreprotegerlo. Tú tienes tu vida, vas a tener tus criterios, y vas a tener también que equivocarte para aprender. Y también es verdad que a ciertas edades si tienes que afrontar un partido ante catorce mil personas, cuando acabe aquel partido, lo que menos tienes que hacer es sacarte esa presión con unas copas. Eso es lo que menos debes hacer. Cuando acabo un torneo de siete días con partidos a tope, como entrenador lo que menos debo permitir es que mis jugadores se vayan a tomar copas. Si quieren, que se vayan luego de tres o cuatro días, cuando ya estén en sus casas. Pero, justamente en ese momento, que tu mal aprendas a liberar la presión de esa manera, es lo peor que puede suceder. Y eso sí que sigue pasando en todos lados. 

En "Hermano Mayor", te has topado con algunos adolescentes con problemas normales, sin la presión del deportista de elite y que sin embargo se fumaban diez porros por día. ¿Cómo haces para que te entiendan esos chicos?
Aparentemente yo tenía un motivo para consumir. Pero mi necesidad de consumir era mi único motivo, aunque yo la disfrazara de presión por aquella época. Tú te lo disfrazas. No es necesario tener problemas para consumir, no es necesario que te vaya mal en el trabajo para consumir. Esas son las excusas que los consumidores se dan para mantener el consumo y justificarlo de alguna manera. Sí, es cierto que en el caso de los porros en la tele, este chico tenía una familia estructurada, un padre que quería lo mejor para él, una madre que también buscaba lo mejor para él, pero Jaume no fumaba porque tuviera algún motivo especial más que posiblemente la necesidad de hacerlo. Había desarrollado la necesidad de fumar porros, y el fumar le estaba quitando todas las posibilidades de vida, de estudio, de trabajo, de relación con personas, o incluso tenía una novia y a los cinco días ya la dejaba. Pero no la dejaba porque no le gustara, la dejaba porque la necesidad de fumar podía más que la prohibición de la novia. Posiblemente hubiera en este chaval una patología de hiperactividad. Quien es hiperactivo patológico, cuando se droga hace "clack"... se para. Lo utiliza como medicación. Pero esta automedicación le puede generar adicción. 

Y él estaba tomando una dosis muy excesiva y arriesgada, no?
Tal cual, eso no le iba a curar la hiperactividad. Todo lo contrario, le iba a desarrollar otra enfermedad que era la adicción. Es decir, que de aquí a unos años seguiría siendo hiperactivo y también sería adicto. Y el mensaje de aquel programa fue que: "no necesitas tener problemas para consumir, tú estás eligiendo consumir desde el primer día que te tomas una raya, una copa o te fumas un porro, estás decidiendo tomar esa sustancia". El justificativo que te pongas es elección tuya también. ¿Quién no se ha tomado tres copitas para vencer la timidez? Luego de vencer esa timidez, al día siguiente quieres hacer lo mismo, y al siguiente lo mismo. Y no eres capaz de probarte a ti mismo sin tomar esas tres copitas. No eres capaz de socializar sin tomarte tres o cuatro rayas porque te gusta más ser así. Y es verdad, porque no te aceptas. Eres bajo, eres alto, eres gordo, eres flaco, siempre hay algo de ti que no te gusta. Y en los adictos, eso que no les gusta tienden a ponerlo siempre delante. 

En "Hermano Mayor" también tuvimos otro caso, el de Raúl, que era un chico que tuvo dos comas etílicos con menos de dieciocho años y que un día decidió dejar de tomar. Este chico estaba diagnosticado de hiperactividad, pero no quería recibir su medicación. Y al dejar el alcohol, le salió una agresividad incontrolable contra la madre, contra el mundo, contra todos. Esto se ha debido a la abstinencia, y que se manifiesta con brotes de violencia, con brotes psicóticos. Y estas son secuelas del consumo. Tienes como unos pajaritos con las boquitas abiertas en tu cabeza que te piden constantemente que vuelvas a consumir. Y esas boquitas abiertas hay que cerrarlas con tratamiento, con terapia de grupo. Yo he reconducido el tratamiento para con los padres, pero no he tratado toda la problemática que posiblemente exista detrás de esos chicos.      

                            

Y cuéntame como han dado con estos chicos.
Al principio salimos nosotros a buscarlos. Y ahora tenemos una lista de espera muy grande con gente que nos ha llamado. 

Quién los llama, los chicos o sus padres?
En general son los padres, pero ha habido algún caso en que llamó el chico también. Los chicos han accedido a que entremos en sus casas, porque sino no lo hacemos. Es verdad que llaman los padres, pero hemos visto que los mismos chicos están pidiendo ayuda a gritos. Ya que te dejen entrar es una señal en ese sentido. Están viendo que algo pueden cambiar o que hay algo ahí que no funciona. 

Cómo logran esas escenas con tanto realismo y aparentemente sin interferir en la naturalidad de sus vidas?
Dos días antes de que yo llegue a la casa, dos redactoras se instalan allí. Yo las llamo "El eje del Mal", porque se saben todo absolutamente del caso y comienzan a picar a los padres para que los levanten de la cama más temprano o cosas así. "Son las doce de la mañana y qué hace tu hija durmiendo". Entonces, la madre va e intenta despertarla. Estas situaciones que a lo mejor ocurren diez veces en un año, tenemos que conseguirlas en poco tiempo. En dos días, hay que sacar toda la porquería de esa casa. Es real, pero las redactoras presionan un poco. Y cuando los padres comienzan a exigir cosas que ya han dejado de hacer porque se han rendido, es cuando sale el monstruo, sale el bicho. Son niños consentidos a los que no les han puesto límites. O que si les han intentado ponérselos, nunca han podido. Entonces, esos padres están rendidos, vamos nosotros y los provocamos un poco. No está actuado.

No digo eso, solo digo que me costaría convivir con dos cámaras y ser natural.  
No se dan cuenta, no me doy cuenta ni yo. Te acostumbras, no son cámaras enormes, son handycam de alta definición. Y yo te digo que están tan desestructurados esos hogares que les da igual. A ellos les da igual decirle "puta" a su madre, porque se lo llevan diciendo todo el año. Incluso con la cámara, hay algunos que se han crecido, han sido más violentos todavía. Hay un poco de afán de protagonismo. Todo el mundo lo tiene. 
En un artículo de "El País" hablaban sobre el poder enorme que le ha otorgado la sociedad a la tele. A muchos ya no les importa sacar sus trapos sucios en la tele. 


Tantos famosos lo hacen adrede, por qué no un desconocido.
Exacto. Hay muchos programas que viven de eso. Pero, que bonito si sacas tus trapos sucios, pero para que alguien te ayude. Si yo no hubiera sido un campeón olímpico, muchos no hubieran llamado. Pero yo tengo esa notoriedad y deseo usarla para el bien de estos chicos. No quiero que pasen por lo que pase yo. 

Todos estos chicos evidencian problemas serios en la relación con sus padres.
Si, suelen ser padres con mucha autoridad o nada de autoridad. Que brindan mucha protección o nada de protección. Muchas veces estos chicos tienen problemas reales que exceden los de relación con sus padres. Padecen trastornos psíquicos diversos. Pero, la mayoría de veces, estos padres se han rendido, no han podido, no han sabido, y en ocasiones no han querido. Por lo cual, en todos los casos el niño sigue siendo la víctima. 
Por muy cabrón que haya sido el niño de pequeño. Por muy movido que haya sido el niño de pequeño, es tu responsabilidad. Siempre digo: "con lo bien que te lo has pasado haciéndolo, no?". Follando nos lo pasamos fenómeno, pero luego la responsabilidad del día a día... Los adultos cometemos muchos errores, y el resultado son estos niños que tratamos en el programa. 

Volviendo al tema de las adicciones. Qué opinas sobre una legalización de las drogas ilegales?
Si se legalizaran, las drogas ilegales serían más puras y podría ser que bajara el número de crímenes relacionados con el narcotráfico, porque posiblemente sería un tipo de criminal que desapareciera. Podría acabarse con los narcos, pero no se acabaría con la adicción. Seguramente tendríamos más adictos, porque los estaríamos acercando a la droga. Ahora mismo, dentro de lo permisivo y fácil que resulta conseguir droga ilegal, sigue costando y dando algo más de miedo. Si las pusiéramos en las farmacias o en droguerías, un chaval de doce años va a estar esperando tener la edad suficiente para ir a drogarse. Como dicen muchos chavales: "quiero llegar a los dieciocho años para beber sin el sentimiento de que estoy haciendo algo malo". Que fuerte. Esto de que la legalización sirva para algo es una falacia, algo que inventa la gente que consume. "La marihuana cura, es terapéutica", dicen algunos. Vaya mentira. La marihuana solo quita el dolor a gente con cáncer terminal, ayuda a tener una muerte más digna, menos dolorosa, y además recetada en dosis ínfimas. La gente que pide la legalización se queda solo con lo que le interesa del tema y no ve todo el resto de la cuestión.

También hay una exacerbación del individualismo, en esto de negar leyes que protejan al colectivo.
Sí, el que consume se siente solo y no puede ver más allá en estas cuestiones. 

En tu caso, cuál fue el golpe decisivo que te llevó a pensar en que debías intentar una recuperación seria?
Tuve una sucesión de golpazos. En el 98 me divorcié, luego me fui a vivir con una mujer con la cual solo me unía la adicción, me costaba disfrutar de mi segunda hija recién nacida, vivía en un lugar lamentable, y todo aquello me valía para justificar mi consumo. En 2003, yo ya estaba hecho polvo física y mentalmente, pero me volvieron a convocar para la selección que jugaría en Barcelona el mundial de waterpolo. Hice el intento de cumplir con el llamado, fui a dos entrenos, pero luego del segundo hubo una cena de equipo. Fui a la cena y desaparecí tres días. Cuando llegó la hora de tener que irme a casa, le dije a mi compañero: "yo me quedo aquí. A tomar por culo todo". Era una de tantas veces en las que había desaparecido para seguir drogándome. Al tercer día llegué a mi casa, llamé al seleccionador e intenté inventarme una de mis excusas pero no me funcionó. En aquel momento es cuando se me cayó todo encima. No tenía contrato con ningún club para la temporada siguiente, fallé a la convocatoria del mundial, no sabía como afrontar la relación con mis hijas y con mis padres, todo se vino abajo. Y dije: "necesito ayuda". Y fíjate qué es lo primero que le dije al psiquiatra: "quiero dejar las drogas, pero ser feliz". Como asociaba el consumo a la felicidad o al descanso. Porque en el 97 había intentado dejar el consumo por las mías, y me había convertido en una persona amargada, irascible, histérica, intolerante. Entonces asociaba el no tomar con la infelicidad. Y era que el síndrome de abstinencia te produce días malos y es imposible llevarlos bien sin una terapia. El doctor me contestó que "no me prometía que fuera el tío más feliz del mundo, pero que al menos superaría ese constante malestar que me generaba la abstinencia". 

Cuáles son las reglas básicas que debería cumplir un adicto para recuperarse?
Primero que nada, reconocer que no controla el consumo. Eso es muy difícil. Porque choca contra la prepotencia de pensar que uno puede dejar el consumo a su manera, y no como te lo indiquen. Hace falta mucha humildad y aceptación. Aceptar algo que es muy duro para los adictos e incomprensible para los que no lo son, y que es el "nunca más". Un adicto ni bien deja de consumir, no puede volver a consumir nunca más. Porque si no, ese control no llegará nunca, por los daños cerebrales que ya hemos hablado antes. 
Lo más importante es el tiempo. Esto de las clínicas que en treinta días te dejan nuevo es un "saca duros". Están diseñadas para sacarle euros a los famosos que quieren limpiar un poco su imagen. Lo que hay que cambiar son actitudes, formas de pensar, creencias, y para un chaval de 16 años esto significa tener que educarle e insertarle en la sociedad. Tienes que hacer un doble trabajo, por lo cual no basta con diez semanas de ingreso y un año de terapia. Para un chaval son nueve meses de ingreso, enseñándole un oficio, un poco de educación, normas de comportamiento, etc.

Digamos que la Seguridad Social jamás podría hacerse cargo de este tratamiento tan complejo y costoso.
Supongo que no. Sin embargo, las tabaqueras están obligadas a subvencionar una parte del tratamiento para superar la adicción al tabaco que brinda la Seguridad Social. Y digo esto porque las licoreras también podrían hacer lo mismo en los tratamientos para superar el alcoholismo. El problema es que en el alcoholismo todavía no se le echa la culpa a la sustancia, sino al consumidor. Con el tabaquismo, se ha conseguido echarle la culpa al tabaco. En el alcohol, no. Se dice aún que si eres alcohólico es porque tú te lo has buscado.
Si consiguiéramos romper esta creencia, se podría involucrar a las licoreras para que aportaran dinero para los tratamientos. O sino que etiqueten con mayor claridad las botellas. Dime en la etiqueta de la botella, ¿por qué debo "beber con moderación" y qué me podría suceder si me convierto en alcohólico? 

Nunca has tenido una recaída?
Me había propuesto hacer muy bien la recuperación, me había marcado metas y objetivos, algo que no es bueno ya que conviene ir toreando las cosas según vienen. Y al no llegar a alcanzar esas metas, me deprimí, peté, y estuve dos años tomando medicación. Y fue por creerme que ya lo había conseguido todo, en la pareja, en el trabajo, con cierta estabilidad. 
De repente mi pareja me dijo que ni hablar, en el trabajo empecé a encontrar cosas que no me gustaban, y llegué a pensar que me habían mentido, que lo de la recuperación era una mentira. Y entonces, el psiquiatra me explicó que por cosas que yo mismo me había planteado como la felicidad completa, cuando descubrí que esto no era así, me vine abajo. 

Entonces pasaste por el bar?
No, me deprimí y fui a ver a mi psiquiatra. Le dije: "hostia, qué me pasa?". Y el tío se reía.

Bienvenido a la vida, no?
(Risas). "Sí, pero menos mal que has venido y que llevas sólo una semana así. Si tu llevabas más tiempo, hubieras tenido una recaída seguro". Una doctora me explicó luego que los temas mal gestionados que pueden llevarnos a una recaída son los enredos emocionales, los temas económicos y los temas laborales. Hay que tener mucho cuidado con la ansiedad que pueden generar estas cuestiones.Y el doctor me dijo finalmente: "Esto es vivir, no". Hoy te toca sufrir, mañana estás contento, esto es vivir. Antes yo hacía como los avestruces, metía la cabeza debajo de la botella, o de un porro, o de una raya.

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