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MABÜ, la buena de María.

...Lo que nos ofrecen las radios no es muy variado, gracias a las plataformas que tenemos hoy en internet, los músicos españoles nos sentimos mucho más libres para expresarnos como queremos... me cuenta una jovencísima María Blanco (Madrid, 1988), y siento que se está refiriendo no con poco optimismo sobre las escasas posibilidades que realmente esperan a los músicos locales cuando apuestan por grabar la música que realmente les apetece. 



Siempre es una cuestión de elecciones. En el arte, en la música, en la vida. Será por eso que los músicos que rodean a María en Mabü rechazan de plano que los comparen con Nena Daconte. Algo que no haré durante esta entrevista y que los sorprenderá bastante.



Pero es cierto que en la música de Mabü conviven fraseos de pianos al mejor estilo de Regina Spektor, atmósferas que podrían adjudicarse a Fiona Apple, guitarras sureñas con mucho de Aimee Mann, y hasta un espíritu grupal muy propio de los Wilco. Influencias que los Mabü aprueban de inmediato. Diciendo esto, queda claro que estos chicos beben de aquel rock americano que cuida muchísimo los detalles, y está siempre preocupado por fundir lo tradicional con lo estrictamente personal. Muy probablemente, la misma búsqueda de María y sus cómplices.





Una entrevista de Marcelo Espiñeira.

“La crisis ha traído muchos cambios al negocio discográfico. Las compañías se han tenido que espabilar bastante y se han dado que cuenta que tienen que vender artistas antes que vender discos”, dice Txarlie Solano (Bilbao, 1968) un músico experimentado que se ha encargado de vestir en el estudio las canciones de halo inocente que produce María en su intimidad.


“Las canciones que tenía María necesitaban un vestido. Eran buenas en sí, pero podían quedar mejor aún. Digamos que ésta ha sido mi tarea, la de encontrar la falda, o las sandalias perfectas para que lucieran lo mejor posible” me cuenta Txarlie.


El mismo Txarlie Solano (bajo, piano, guitarras, banjo, percusión, coros y producción artística en los créditos) se entusiasma con su discurso y prosigue: “La magia la tienes o no. Y María es indudable que la posee. Ella tiene una gran habilidad para las melodías sencillas, enseguida te quedas tarareando sus canciones. Por eso lo importante era conducir esa sencillez hasta algo especial”.



Enseguida María reafirma esta idea: “Estas canciones podrían haber ido hacia conceptos muy usados, por los caminos que persiguen en la radiofórmula y sin embargo hemos querido otra cosa. Algo que se pareciera mucho más a lo que me gusta cantar y tocar de verdad.”



Oyendo “Buenos días” (Warner, 2011) entiendo que lo han logrado. La delicadísima voz de María dibuja líneas melódicas encantadoras, perfectamente conducidas entre arreglos musicales expertos. El disco alcanza momentos muy logrados y en perspectiva sus doce canciones sobreviven muy bien unidas como separadas.




Los Mabü le han sacado un rédito pleno al estudio y han sabido arropar esas canciones que de manera sincera produce María con su guitarra y voz. El disco no pasa desapercibido, se notan el cariño y esfuerzo puestos en su concepción.



“Te dejo mi recuerdo en la frontera / Yo nunca fui de nadie por amor / No puedo darle todo a quien no quiera / Me voy por donde vine con mi voz / Con mi voz”... canta María Blanco con voz juguetona en el estribillo de “Con mi voz”, el quinto track de su disco. Ella misma reconoce que este es un comienzo, que muchas de estas canciones las escribió con escasos 17 años y que se muere de ganas por mostrar más de lo suyo. A veces, hasta luce impaciente, como queriendo superar de una vez por todas esta etapa en la que debe admitir estar aprendiendo todo desde cero en el negocio de la música.

“En este disco todo suena un tanto optimista, hasta naive si se quiere. Pero no significa nada, es posible que en el próximo disco os mande a todos a tomar por culo” ironiza la cantante y compositora.




“No tengo ninguna formación académica. Y me gustaría tenerla. He sido muy autodidacta en esto de escribir mis canciones y cantarlas. Sólo he ido a una escuela para controlar un poco mi voz y he quedado bastante decepcionada con aquella experiencia. Me pareció estar metida en una especie de fábrica de cantantes.” confiesa inquieta María.

Daniel Arias (Madrid, 1979) es un guitarrista muy sutil que ofrece una paleta de sonidos clave para el conjunto. En sus mismas palabras opina que: “María ha tenido la suerte de encontrar un buen equipo. Primero llamó a Txarlie, luego él me llamó a mi y a Cesar, el batería. Y todos nos implicamos de verdad en este proyecto, respetando de verdad lo que estamos haciendo”. A lo que Txarlie agrega: “Quien más, quien menos, todos traíamos nuestro bagaje previo. Y la cuestión principal ha sido saber conjugar la frescura de las canciones de María con la experiencia que pudimos aportar el resto del equipo”. 

Intuitiva por naturaleza, la dueña de las ideas principales en todo esto, ha sabido rodearse muy bien. Los músicos que reunió para Mabü se han fusionado como grupo artístico y humano también. Quizás por eso todo va tirando para adelante. Porque la magia de una canción es importante, pero todo el resto también. 





Aluciones a la “magia” o lo “mágico” se harán muy frecuentes durante toda esta entrevista por parte de los mismos músicos de Mabü. Tan convencidos se los ve al respecto que en su página web han etiquetado su música de una manera singular: “Canción popular melodramática / Música de sanación y meditación”

Santos o no, lo que está claro es que estarán defendiendo “Buenos días”, al menos todo lo que resta de 2011. Pese a que María se pondría a escribir su nueva obra ya mismo, si la dejaran. Porque su chisposa personalidad parece tenerla siempre en constante ebullición creativa. Pero no será así, de momento, porque están con mucho trabajo. En abril han sido Zaragoza, Murcia y Barcelona. En mayo Salamanca y Madrid. En junio, Valencia. Y lo que resta del verano seguro los tendrá bien atareados.


























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