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FONDOS BUITRE. Sobrevuelan el cielo español.


Escribe Marcelo Espiñeira. 


Todos sabemos que los buitres son aves rapaces que se alimentan de la carroña que encuentran gracias a la agudeza de su visión y de su olfato. Sentidos desarrollados al extremo que les permiten avisorar presas a grandes distancias desde el aire, mientras vuelan bien alto.


En la esfera de los seres humanos, un buitre también es un sustantivo de tono despectivo que sirve para describir a aquellas personas que se aprovechan de los demás, y especialmente de sus desgracias.


Finalmente, en el submundo de las finanzas internacionales, se denomina “fondos buitre” a aquellos fondos de inversión especializados en beneficiarse de la compra-venta de deuda soberana. Según el economista y profesor de la Universidad de Iowa, Kenneth Fukuda, “un fondo buitre es aquel que asalta las arcas de un Estado como si fuesen un cadáver putrefacto”
De naturaleza sombría
En términos económicos, debemos remontarnos hasta los turbulentos años ´80 para comprender las causas de la posterior aparición de estas nefastas organizaciones de neta concepción especulativa. Para mayor precisión debemos ubicarnos en la crisis de deuda soberana que acosó al denominado Tercer Mundo en 1982. La enorme mayoría de países africanos y latinoamericanos vieron como sus deudas públicas se disparaban hasta los mismos márgenes de una posible insolvencia. Sin embargo, no será hasta bien entrados los ´90 que los fondos buitre irrumpan operando en el mercado de deuda soberana.


Paul Singer, fundador del fondo buitre Elliott Associates.
Tradicionalmente, la deuda de los Estados se contraía con los consorcios de la banca internacional y estos sindicatos entendían que una corrida en los mercados tendiente a recuperar beneficios inmediatos o a favorecer una retención sobre cualquier acreedor, no se correspondía con sus intereses finales de cobro. Además estos bancos compartían el deseo de continuar haciendo negocios en los países deudores y jamás se habrían atrevido a tirar de la soga más de lo debido. La presentación de demandas por falta de cobro de deuda soberana no entraba en los planes de los bancos por entonces. Cualquier intento en este sentido habría sido considerado intrépido, por la fuerte regulación que Estados y bancos ejercían entre sí en aquellos años.


Este equilibrio sobrevivió hasta que a finales de 1989, casi todos los países latinoamericanos debieron reestructurar el plan de pagos de su deuda. Con las finanzas exhaustas como nunca y un monto adeudado en peligrosa expansión, el Secretario del Tesoro de EEUU Nicholas F. Brady diseñó el "Plan Brady". En el marco de este plan, la deuda podía ser canjeada por bonos soberanos que a su vez podrían ser negociados libremente en el mercado.  Hacia 1998, era evidente que la deuda soberana se había convertido de los préstamos bancarios sindicados a bonos de titularización. Y precisamente aquí es donde encajaron los fondos buitre

Fundados por expertos en el mercado financiero africano y latinoamericano, casi siempre de origen inglés o norteamericano, los fondos buitre no dudaron en adquirir muy por debajo de su valor nóminal, ingentes cantidades de bonos soberanos de deuda a sus acreedores originales. La consecuencia más o menos inmediata comenzó a sentirse en los países más pobres del globo. 




Caer sobre el más putrefacto
Perú fue la primera víctima importante de los buitres. Elliott Associates, uno de los fondos buitre más prominentes, cambió la naturaleza de la reestructuración de la deuda soberana. Su éxito en lograr que el Perú pagara la totalidad de su deuda dio lugar a la proliferación de otros con la deliberada vocación de buitre. Elliott Associates está considerado como el "creador" de los fondos buitre. Otros estados, como Zambia, también han sido víctimas destacadas de las actividades de este fondo rapaz.

Peter Grossman (a la derecha) entrevistado por Greg Palast.
Un país desesperadamente pobre como la República Democrática del Congo, sufrió el ataque organizado del fondo FG Hemisphere, creado por el abogado experto en finanzas formado en Morgan Stanley, Peter Grossman. FG Hemisphere se hizo de una antigua deuda de sólo 2,6 millones de dólares contraída por los congoleses con la petrolera estatal de la antigua Yugoslavia, Energoinvest. Cuando aquella empresa se convirtió en bosnia, el exprimer ministro bosnio Nedzad Brankovic negoció estos bonos con Grossman. Luego de perseguir el pago de estos títulos a través de numerosas salas judiciales, desde Hong Kong hasta EEUU, en noviembre pasado sus esfuerzos se vieron fuertemente recompensados por los juzgados de las Islas Jersey (pertenecientes al Reino Unido, pero con un sistema judicial parcialmente autónomo). El fallo de la justicia (sic) de Jersey obliga al Congo a pagar 108 millones de dólares en concepto de deuda atrasada más punitorios y los gastos del largo proceso. 

El bosnio Nedzad  Brankovic acusado de corrupción.
No todo termina aquí. El político bosnio Brankovic está siendo investigado por un caso de corrupción en su propio país, por la supuesta vinculación en operaciones poco claras relacionados con la administración de la petrolera Energoinvest. Un auténtico caso testigo, que serviría para confirmar el por qué de estos fallos judiciales tan generosos a favor de los fondos buitre. Con tan abundantes ganancias, se puede tener la paciencia necesaria para conseguir la sentencia oportuna y además “compartir” parte del putrefacto botín con quienes hayan contribuido desinteresadamente en la cacería. Pero...no vale la pena pensar mal, verdad?

Es malo ser débil
Abundan los casos bien documentados como el de Energoinvest. Sin embargo, desde los países poderosos poco se ha hecho para frenar el ataque de las rapaces. El periodista inglés Greg Palast no duda en pensar que estos carroñeros se reproducen en connivencia con el poder oficial. El buitre Grossman es considerado un hombre de éxito en Wall Street, y desde Ronald Reagan hasta hoy, los hombres exitosos de Wall Street dirigen las políticas de la Reserva Federal norteamericana, jugador clave en los destinos del capitalismo mundial.

La existencia de los buitres se explica desde la más profunda corrupción. Hace falta un gobierno corrupto que se endeude mucho más de lo aconsejable, bancos que le presten mucho más de lo debido, acreedores que no se interesen nada en las reales posibilidades de pago, salas judiciales dispuestas a fallar lo que haga falta y fundamentalmente una doble moral putrefacta que busque justificar la usura.

El mediático tiburón Donald Trump.
Como Grossman hay muchos otros jugadores expertos en el casino de los mercados y nuestro país ha sufrido un ataque coordinado desde el estallido de la burbuja inmobiliaria. El olfato del buitre sabe detectar cuando un Estado está financiándose de forma peligrosa. Y los bonos con garantía soberana (de todos nosotros) colocados en el mercado a un interés del 6 o 7% es usura pura y dura. No existen ambigüedades en este sentido. España está jugando con fuego. No es de extrañar que el magnate norteamericano Donald Trump se atreviera a declarar en publico que “España es un país increíble, pero está enfermo y este es el momento de aprovecharlo”. Como los tiburones a la sangre, Trump ve posibilidades de hacer “business” a costa de nuestra desgracia. 





El otro jugador
Otras aves ya revolotean hace rato por los cielos de Iberia. El también millonario norteamericano Sheldon Adelson, con tan buenas ideas para rebajar nuestra tasa de paro juvenil y fortalecer el bien ganado perfil de país-prostíbulo, juega a la luz del día con nuestras autoridades locales más encumbradas. Ellas bailan al son de los caprichos fiscales del buitre y justifican su existencia. Tal como está demostrado, los Adelson tienen paciencia de sobra, financian campañas políticas en los países clave y saben bien a qué juegan, porque ellos mismos crean las reglas.

El magnate de Eurovegas, Sheldon Adelson.
El partido republicano de EEUU ya ha recibido sabrosísimos aportes de Adelson durante la actual campaña presidencial que busca acabar con los sueños de Obama a favor del candidato Romney. No preguntaremos demasiado si en el futuro también buscará reacondicionar la fachada del Palau de la Música de la calle Sant Pere Mes Alt o enviar sobrantes de sus rachas ganadoras a los políticos locales que hayan asfaltado su aterrizaje en El Prat o en Barajas.

En el peligroso límite entre los negocios privados y las deudas contraídas por un Estado, se mueven con soltura los denominados fondos buitre. Sus guaridas suelen ser humildes oficinas instaladas en el corazón de Wall Street o la City londinense. No levantan polvareda alguna mientras destripan a sus presas, son minuciosos, actúan siempre dentro de la legalidad más estricta y son adictos al subidón de ganar.

De momento, unicamente el gobierno chino ha salido al auxilio de un Estado por estas cuestiones y no por simple caridad, por supuesto. Sus amplísimos negocios mineros en el Congo lo han obligado a usar sus influencias sobre un tribunal de Hong Kong en el citado caso de los bonos congoleños de Grossman y FG Hemisphere. Fue en 2009 y solo consiguió espantar a los carroñeros de los juzgados insulares del mar de la China

En un futuro no tan lejano, ¿quién responderá por la suerte de los bonos españoles? La Merkel no parece por la faena.



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